Caperucita Roja

Aquí hay una versión de dominio público de Caperucita Roja, Una versión en español del cuento de hadas conocido en el mundo de habla inglesa Caperucita Roja. Siguen notas de gramática y vocabulario para ayudar a los estudiantes españoles.

Caperucita Roja

Había una vez una niña muy bonita. Su madre le había hecho una capa roja y la muchachita la tenía tan a menudo que todo el mundo la llamaba Caperucita Roja.

Un día, su madre le pidió que llevase unos pasteles a su abuela que vivía al otro lado del bosque, recomendándole que no se entretuviese por el camino, pues cruzar el bosque era muy peligroso, ya que siempre andaba acechando por allí el lobo.

Caperucita Roja recogió la cesta con los pasteles y se puso en camino. La niña tenía que atravesar el bosque para llegar a una casa de la abuelita, pero no le daba miedo porque allí siempre se tenía con muchos amigos: los pájaros, las ardillas listadas, los ciervos.

De repente vio al lobo, que era enorme, delante de ella.

- ¿Adónde vas, niña bonita? - le preguntó el lobo con su voz ronca.

- A casa de mi abuelita - le dijo Caperucita.

- No está lejos - pensó el lobo para sí, dándose media vuelta.

Caperucita puso su cesta en la hierba y se entretuvo cogiendo flores: - El lobo se ha ido - decidió - no tengo nada que temer. La abuela se podría muy contenta cuando le lleve un hermoso ramo de flores además de los pasteles.

Mientras tanto, el lobo se fue a la casa de la abuelita, con suavidad a la puerta y la anciana se abrió pensando que era Caperucita. Un cazador que pasaba por allí habíamos visto la llegada del lobo.

El lobo devoró a la abuelita y se puso el gorro rosa de la desdichada, se metió en la cama y cerró los ojos. No tuvo que esperar mucho, pues Caperucita Roja llegó enseguida, toda contenta.

La niña se acercó a la cama y vio que su abuela estaba muy cambiada.

- Abuelita, abuelita, ¡qué ojos más grandes tienes!

- Son para verte mejor- dijo el lobo tratando de imitar la voz de la abuela.

- Abuelita, abuelita, ¡qué orejas más grandes tienes!

- Son para oírte mejor - siguieron diciendo el lobo.