David Warren tenía una razón profundamente personal para inventar el registrador de datos de vuelo (comúnmente conocido como la "caja negra"). En 1934, su padre murió en uno de los primeros accidentes aéreos de Australia..
David Warren nació en 1925 en Groote Eylandt, y en una isla frente a la costa norte de Australia. Los artilugios y dispositivos, como la radioafición que le dejó su padre, ayudaron a Warren durante su infancia y adolescencia. Su historial educativo habla por sí solo: se graduó con honores de la Universidad de Sydney antes de obtener un diploma en educación de la Universidad de Melbourne y un Ph.D. en química del Imperial College de Londres.
En la década de 1950, mientras Warren trabajaba para los Laboratorios de Investigación Aeronáutica en Melbourne, ocurrieron algunos desarrollos para reavivar sus instintos con respecto a las grabaciones en vuelo. En Gran Bretaña en 1949, el De Havilland Comet fue presentado solo para experimentar un desastre en 1954 con una serie de accidentes de alto perfil. Sin ningún tipo de dispositivo de grabación desde el interior del avión, determinar las causas e investigar las complejidades de estos desastres fue una tarea muy difícil para las autoridades británicas. El propio primer ministro Winston Churchill fue citado diciendo: "El costo de resolver el misterio del cometa no debe tenerse en cuenta ni en dinero ni en mano de obra". Al mismo tiempo, las primeras grabadoras se introdujeron en ferias comerciales y escaparates. Fue uno de fabricación alemana que primero llamó la atención de Warren, lo que lo llevó a preguntarse cuánta más información tendrían las autoridades durante sus investigaciones si un dispositivo como este hubiera estado en el cometa..
En 1957, Warren completó un prototipo, que llamó la "Unidad de Memoria", para su dispositivo. Su idea, sin embargo, fue recibida sin escasez de críticas por parte de las autoridades australianas. La Real Fuerza Aérea Australiana sugirió altivamente que el dispositivo capturaría "más improperios que explicaciones", mientras que los propios pilotos australianos estaban preocupados por el potencial de espionaje y vigilancia. Le llevó a los británicos, el fabricante del cometa empañado, apreciar la necesidad del dispositivo de Warren. A partir de ahí, los registradores de datos de vuelo se convirtieron en un procedimiento estándar no solo en Gran Bretaña y Australia, sino también en Estados Unidos y en la industria del vuelo comercial en todo el mundo..
Parece haber cierta disputa sobre cómo el dispositivo de Warren llegó a ser conocido como la caja negra, teniendo en cuenta que el color del prototipo de Warren estaba más cerca del rojo o naranja, para que el dispositivo se destaque en medio de los restos de un accidente. Sin embargo, el nombre de la caja negra se ha pegado, tal vez debido a la intensa carcasa de acero requerida para proteger la caja..
Warren nunca recibió una recompensa financiera por su invento, aunque después de lo que inicialmente fue una gran batalla, fue reconocido oficialmente por su propio país: en 2002, recibió la Orden de Australia por sus contribuciones. Warren murió en 2010, a la edad de 85 años, pero su invento sigue siendo un pilar en los aviones de todo el mundo, registrando tanto la charla de la cabina como las lecturas de instrumentos de altitud, velocidad, dirección y otras estadísticas. Además, los fabricantes de automóviles recientemente comenzaron a instalar cajas negras en sus vehículos, agregando otro capítulo en la evolución de la idea originalmente difamada de Warren.