Una de las controversias más acaloradas en la historia de la conservación se conoce como el Debate SLOSS. SLOSS significa "individual grande o varias pequeñas" y se refiere a dos enfoques diferentes para la conservación de la tierra con el fin de proteger la biodiversidad en una región determinada.
El enfoque "único grande" favorece una reserva de tierra contigua y considerable.
El enfoque "varios pequeños" favorece múltiples reservas de tierra más pequeñas cuyas áreas totales son iguales a las de una reserva grande.
La determinación del área de cualquiera de los dos se basa en el tipo de hábitat y especies involucradas.
En 1975, un científico estadounidense llamado Jared Diamond propuso la idea histórica de que una sola reserva de tierra grande sería más beneficiosa en términos de riqueza y diversidad de especies que varias reservas más pequeñas. Su afirmación se basó en su estudio de un libro llamado La teoría de la biogeografía isleña por Robert MacArthur y E.O. Wilson.
La afirmación de Diamond fue cuestionada por el ecologista Daniel Simberloff, un ex alumno de E.O. Wilson, quien señaló que si varias reservas más pequeñas contenían especies únicas, entonces sería posible que reservas más pequeñas alberguen incluso más especies que una sola reserva grande.
Los científicos Bruce A. Wilcox y Dennis L. Murphy respondieron a un artículo de Simberloff en El naturalista americano diario argumentando que la fragmentación del hábitat (causada por la actividad humana o los cambios ambientales) representa la amenaza más crítica para la biodiversidad global.
Las áreas contiguas, afirmaron los investigadores, no solo son beneficiosas para las comunidades de especies interdependientes, sino que también son más propensas a soportar poblaciones de especies que se producen a bajas densidades de población, particularmente vertebrados grandes.
Según la Federación Nacional de Vida Silvestre, el hábitat terrestre o acuático fragmentado por carreteras, tala, represas y otros desarrollos humanos "puede no ser lo suficientemente grande o conectado como para soportar especies que necesitan un territorio grande en el que encontrar compañeros y alimentos. La pérdida y la fragmentación del hábitat dificulta que las especies migratorias encuentren lugares para descansar y alimentarse a lo largo de sus rutas de migración ".
Cuando el hábitat está fragmentado, las especies móviles que se retiran a reservas más pequeñas de hábitat pueden terminar abarrotadas, aumentando la competencia por los recursos y la transmisión de enfermedades..
Además de interrumpir la contigüidad y disminuir el área total del hábitat disponible, la fragmentación también aumenta el efecto de borde, como resultado de un aumento en la relación borde-interior. Este efecto afecta negativamente a las especies que se adaptan a los hábitats interiores porque se vuelven más vulnerables a la depredación y las perturbaciones..
El debate SLOSS estimuló una investigación agresiva sobre los efectos de la fragmentación del hábitat, llegando a conclusiones de que la viabilidad de cualquiera de los enfoques puede depender de las circunstancias.
Varias reservas pequeñas pueden, en algunos casos, ser beneficiosas cuando el riesgo de extinción de las especies indígenas es bajo. Por otro lado, las grandes reservas individuales pueden ser preferibles cuando el riesgo de extinción es alto.
En general, sin embargo, la incertidumbre de las estimaciones de riesgo de extinción lleva a los científicos a preferir la integridad y seguridad establecidas del hábitat de una reserva más grande..