Las planchas de mano son dispositivos utilizados para prensar prendas. Los hierros se han calentado directamente con llama de gas, calor de placa de estufa o, en el caso del hierro moderno, con electricidad. Henry W. Seely patentó la plancha eléctrica en 1882.
El uso de superficies calientes y planas para suavizar las telas y reducir las arrugas se remonta a miles de años y se puede encontrar en muchas civilizaciones tempranas. En China, por ejemplo, se utilizó carbón caliente en sartenes metálicos.
Las Piedras Suavizadoras han existido desde los siglos VIII y IX y se conocen como los primeros dispositivos de planchado occidentales, que se parecen a hongos grandes.
En los albores de la Revolución Industrial, se hicieron una variedad de recipientes de metal que podrían traer una superficie caliente a la tela arrugada. Tales planchas tempranas también se conocían como planchas o sadirons, que significaban planchas "sólidas". Algunos estaban llenos de materiales calientes, como carbones. Otros fueron colocados directamente en un incendio hasta que sus superficies de planchado estuvieron lo suficientemente calientes como para usarlas. No era raro rotar varias planchas a través del fuego para que una estuviera siempre lista después de que otras se hubieran enfriado..
En 1871, un modelo de hierro con asas extraíbles, para evitar que se calienten como lo hizo el hierro, fue presentado y comercializado como "Sra. Hierro con mango extraíble de Potts.
El 6 de junio de 1882, Henry W. Seely, de la ciudad de Nueva York, patentó la plancha eléctrica, en ese momento llamada plancha eléctrica. Las primeras planchas eléctricas desarrolladas alrededor de la misma época en Francia usaban un arco de carbono para generar calor, sin embargo, esto resultó inseguro y no tuvo éxito comercialmente..
En 1892, Crompton and Co. y la General Electric Company introdujeron planchas manuales que usaban resistencia eléctrica, lo que permitió la regulación del calor del hierro. A medida que la popularidad de las planchas eléctricas de mano despegó, las ventas fueron impulsadas aún más por la introducción a principios de la década de 1950 de planchas de vapor eléctricas..
Hoy, el futuro del hierro parece incierto. Los últimos desarrollos tecnológicos no provienen de la industria del hierro, sino de la industria de la moda. Un número creciente de camisas y pantalones en estos días se venden sin arrugas ... no se requiere planchar.